El 7,8,
y 9 de Julio se va a realizar en la galería Atlántica-Transart una exposición muy particular. Se trata del proyecto “
Quidamdumonde”, de Arnaud Rieul. Este es el resultado de una entrevista que presentamos en forma de narración y que
estamos seguros les va a llamar la atención. Además pueden ir a participar con sus hijos y amigos.
El gestor:
Arnaud Rieul, francés, 26 años de edad, desde
muy joven se ha dedicado a aprender y trabajar en oficios relacionados al arte. En Francia es posible realizar prácticas en
determinadas empresas o instituciones para aprender un oficio. El lo hizo a la edad de 15 hasta llegar a la “Opera de
Niza” donde ha trabajado por más de 7 años en el área de escenografía dedicándose a la pintura de murales y esculturas
decorativas principalmente. Durante ese período le tocó trabajar en alguna oportunidad con Ernest Pignon- Ernest muy conocido
por su obra que consiste en intervenciones del entorno urbano por medio de afiches callejeros
(quien visitó Chile hace un par de años y colaboró con los artistas con afiches callejeros tamaño natural de Neruda durante
la época de oposición a la dictadura de Pinochet). Le tocó viajar muchas veces a otros países como a Japón, Túnez, etc...
por trabajos realizados en Francia a los que
posteriormente había que hacer el montaje en los países de destino. Aparte de eso vivió por más de un año en China,
en Gwangchó, donde fue discípulo de David Than un gran pintor impresionista de quien aprendió mucho. En este momento está
de viaje por algunos países de nuestra región desarrollando su proyecto.
El proyecto y cómo nace:
Recuerda
que en su participación como escultor en el festival de Asouz en Túnez, en una fiesta en honor al rey de Túnez, le llamó la
atención de la cantidad de carpas en las que vivían las personas en la playa. Con algunos de ellos se relacionó y fue invitado
a compartir con una familia “... el mejor couscous de pollo que he probado...”- nos cuenta sonriente -, dejando
lazos y amistades por aquellas tierras. Esto muestra en él una sensibilidad y capacidad de relacionarse con las personas muy
fácilmente que lo llevó a pensar en que podría aprovechar su gusto y necesidad por viajar para conocer el mundo y sus culturas,
con alguna actividad donde pudiera compartir con otros su amor por el arte. Se acordó que en su niñez había aprendido un juego
donde se iniciaba un dibujo en un largo papel y se traspasaba a otra persona dejando fuera de la vista buena parte de lo dibujado.
Así la persona que seguía, partía con una referencia del dibujo anterior creando así una continuidad. El resultado era una
gran dibujo colectivo diverso pero unido (a este juego se le conoce como “ El Cadáver Exquisito” inventado por
el grupo surrealista en el primer tercio del siglo XX). Se juntó con 7 amigos
más, proponiéndoles que elaboraran un modo de trabajo similar en distintas áreas artísticas donde se pudiera desarrollar el
juego. Así decidieron plantearlo con el dibujo, escritura, vídeo, música y fotografía ideando para cada caso un sistema que
permitiera seguir con la continuidad. No todos siguen en el proyecto ni están juntos actualmente pero Arnaud, el creador de
la iniciativa, está ahora en Chile y ya ha viajado a Bolivia y Argentina desarrollando la idea inicial básicamente en el área
del dibujo en la que han participado ya unas 120 personas distintas. Los registros
iniciales fueron realizados en Francia y Bélgica a principios del año 2004. El
proyecto es una iniciativa personal auspiciada por el bolsillo de los jóvenes artistas viajeros.
Lo que significa
Muchas
veces estamos ciegos con respecto a la vida que nos rodea, y dentro de nosotros
también. Al tenerla allí frente a nuestras narices no somos capaces de verla o apreciar los hechos. La obra artística es una
hermosa vía que nos permite ver aquello que dejamos pasar en lo cotidiano. Y esto vale tanto para el creador como para el
espectador.
Hacer una
trabajo de participación colectiva de este tipo permite observar esos matices y darnos cuenta que somos todos diferentes pero
bastante iguales en el fondo y sin importar de donde provengamos. Arnaud nos dice “ Un niño humilde del altiplano boliviano
dibuja el mismo sol que un niño rico de la gran urbe parisina”. En fin, lo que quiere es demostrar otra mirada, en una
unión más enriquecedora en la diferencia. Es el otro extremo y muy positivo, de la globalización.
Sin mayores
pretensiones y con una propuesta sencilla, mostrándonos que es posible hacer cosas sin muchos recursos, Arnaud está armando
un gran cuadro del sentir donde nos podemos conectar con las emociones de muchas personas en un solo proyecto e incluso nos
invita a participar de ello. Es curioso poder ver que al lado del registro de un artista visual, encontremos el dibujo de
un nochero de un cabaret en Buenos Aires. No hay restricciones ni separaciones de tipo alguno, excepto que los “acordeones”
de dibujos están separados básicamente por participantes niños y adultos.
Es importante
señalar que parte importante de este trabajo está enfocado a los niños ya que por las características lúdicas del proyecto
y la espontaneidad de los niños se logran resultados más fluidos. Los niños no cuestionan marcos teóricos ni académicos y
no tienen pretensiones, sólo desean participar y expresarse.
La forma:
Para poder
trabajar en la obra hay que hacerlo a través de libros inmensos en forma de acordeones diseñados en forma tal que cada página
permite que el participante en turno deje su registro sin tener que ver las obras que preceden la suya sino que solamente
se ven los últimos centímetros del dibujo anterior.
Aunque
ahora probablemente no se presentarán obras de otras áreas, es bueno saber que en música se trabaja con los últimos compases,
en escritura las últimas palabras, en vídeo con los últimos cuadros de imágenes y en fotografía el sistema es algo más difícil
pero tiene la misma base.
La presentación
en la galería Atlántica-Transart permite apreciar el trabajo de dibujo de más de un año realizado en Francia, Bélgica, Chile,
Bolivia y Argentina en donde se invitará a los visitantes adultos y niños a que participen del proyecto plasmando sus propias
obras en este particular modo de intercambio cultural.
El proyecto
no tiene un final definido en metas de registros ni fechas, es cuestión de seguir creando y juntando las piezas y abarcar
la mayor cantidad de países en la medida que se pueda. Por ahora se espera trabajar un tiempo más en Chile, pasar por Brasil,
nuevamente ir a Bolivia y Argentina, volver a Francia a finales de año y desde allí
en el 2006 partir a Turquía, Armenia y otros países de la zona.
Tal como
lo ha estado haciendo en Chile, la idea es que se presenten exposiciones en los lugares donde se esté desarrollando el proyecto.
En Chile, ya se ha realizado una exposición del proyecto en el Centro Cultural Catalejo en Cerro Alegre, Valparaíso.
La Galería:
Atalántica-Transart
surge de la necesidad de dos personas Ciro Beltrán, artista de trayectoria importante
en las artes visuales en Chile y Dermis León, historiadora y critica de arte
cubana, quienes decidieron dejar de trabajar para instituciones y crear por su cuenta este espacio nuevo.
Muchos
artistas se sienten limitados por las exigencias de las galerías que trabajan dentro del perímetro seguro y comercial y no
se abren a la periferia, dejando un vacío de tremendo potencial y poco explorado para los posibles exponentes ya tengan renombre
o no tanto. Es el caso, entre otros, de Mario Soro, icono del arte contemporáneo en Chile, quien ha podido exponer aquí un
trabajo inédito, más intimo y no “ dirigido a...”, pudiéndose salir
de su discurso tradicional. Esto es porque Atlántica-Transart es principalmente un lugar donde el artista no necesita dar
concesiones para salir al mercado, ya que la galería como tal no es gestora directa de ventas de las obras expuestas, sino
que hay un agente externo que los apoya. Por esta razón el artista puede mostrar con más libertad sus trabajos. Incluso existe
un segundo piso que permite al expositor que viene de regiones o del exterior, poder alojar en esta gran y tradicional casa
de la comuna de Ñuñoa . En fin estamos hablando de un tipo de galería que podríamos definir como impulsora y promotora de
artistas contemporáneos y actividades culturales afines.
El espacio
de Atlántica-Transart está abierto para acoger a la periferia (www.atlanticatransart.org)
sin demandar estilos ni tendencias siempre y cuando los artistas mantengan la
línea contemporánea.
La galería
tiene su programa de exposiciones y en las fechas libres entre una exposición
y otra, cuenta con el espacio y voluntad para apoyar iniciativas como la de nuestro Arnaud.
La persona
a cargo de Atlántica-Transart es Alfredo Da Venezia, artista visual de 32 años
de edad, Lic.Bellas Artes en la
Univ. Arcis. , quien en su trayectoria registra entre otros, trabajos de vídeo clips para MTV y diversas
publicaciones de arte. Fue invitado a hacerse cargo de la galería cuando los dueños fueron a fundar la reapertura de la Escuela de Arte
de La Universidad Austral de Valdivia a inicios
de este año. Y se quedó. Para él, esto es un proyecto y desafío más que un trabajo y está muy comprometido con Atlántica-Transart,
por lo que significa llevar adelante una galería con este concepto.
En cuanto
a la exposición del proyecto de Arnaud Rieul, nos dice que es un trabajo inocente en su planteamiento informal, en donde la
precariedad se estructura en algo importante, y esto es desgarrador para el circuito artístico que está acostumbrado al discurso
y a un marco teórico. En ese sentido, recalca que el arte siempre se escapa de sí mismo y por lo tanto, escapa de su definición.
El discurso de la obra saldrá ya cuando se ordene el final. Hace hincapié en la frase de Johnny Rotten de los Sex Pistols: So What...? En definitiva lo resume como un gesto limpio y noble. La galería calza
con el espíritu de la obra.
Y estamos
todos invitados a visitar Atlántica-Transart y la exposición de “Quidamdumonde” los días 7,8,9 de Julio entre
las 14:00 y 19:00 Hrs. en Chile- España 234, Ñuñoa, para que compartamos,
participemos de su “Cadáver Exquisito” (sí, puedes ir a dejar
tu registro) y pasemos un rato agradable.
Copyright © Mariana Montoya